martes, 15 de junio de 2010

La Paz de Versalles y sus consecuencias

Los frentes en la Primera Guerra Mundial, (tal como vemos en el mapa 1), se dividieron entre las Potencias Centrales (Austria-Hungría, Alemania e Italia), que constituyeron la Triple Alianza (firmada en 1882, un tratado defensivo secreto por el que se obligan a ayudarse mutuamente tras la toma de Túnez por Francia) y los Aliados de la Triple Entente (Rusia, Francia e Inglaterra), firmada en 1907 como consecuencia de la primera crisis marroquí y siendo el bloque más potente puesto que comprendía los grandes imperios coloniales de Inglaterra, Francia y Rusia.

Alemania, tras su Declaración de Guerra a Francia invadió el territorio belga con la intención de destrozar al ejército francés con una maniobra envolvente y mantenerse a la defensiva ante Rusia. En el frente oriental, la ofensiva rusa fue frenada en Prusia con las victorias alemanas de Tannenberg y lagos Masurios. Pero la contraofensiva francesa consiguió detener a los alemanes y el repliegue de éstos hacia la línea del Aisne y las derrotas de Austria ante Rusia, equilibraron las fuerzas estabilizando los frentes.

En una segunda fase (mapas 2 y 3), con la imposibilidad de romper los frentes y la lucha en el mar hicieron que el conflicto europeo se convirtiera en mundial, puesto que los países neutrales van a ir interviniendo poco a poco en él: Junto a la Triple Entente en 1914 se alinea Japón (para apoderarse de las posesiones alemanas en China y el océano Pacífico), Italia en 1915 (que rompió con la Triple Alianza e intentó conseguir ampliaciones territoriales), en 1916 Portugal y Rumania y, en 1917, Grecia, Estados Unidos y numerosos países de Latinoamérica (Bolivia, Perú y Ecuador). Junto a las Potencias Centrales luchan Turquía en 1914 (por su oposición a Serbia y a la intervención franco-británica en el norte de África), y Bulgaria en 1915 (por su enfrentamiento a Serbia).

La alianza de las Potencias centrales con Turquía tuvo como consecuencia impedir que los rusos fueran abastecidos por la Entente. Al mismo tiempo, hizo que los alemanes pasaran a la ofensiva en Rusia y a la defensiva en el frente occidental (1915). Los triunfos alemanes en Rusia, que supusieron que a ésta la pérdida de Polonia y Lituania, inducen a Bulgaria a entrar en la guerra al lado de las Potencias Centrales. Cuando los aliados atacan a Turquía, el plan de Alemania consistirá en ayudar a dicha nación, unir los territorios centrales con Bulgaria y ocupar Serbia.

En el frente occidental, las acciones alemanas fueron coronadas también con éxito: los italianos fueron detenidos en los Alpes y en la región de Karst, y los franceses en Artois y Champaña. En 1916 Alemania planeó una batalla de desgaste en este frente occidental (Verdún), que tuvo como resultado el derrumbamiento de la línea enemiga. En ese mismo año los aliados realizaron una ofensiva simultánea en ambos frentes (en el oriental en Volinia y en el occidental en Somme), sin resultados positivos; Rumania entró a formar parte de la Entente y; tuvo lugar la batalla de Jutlandia, que enfrentó a las flotas inglesa y alemana con resultado indeciso. La pujanza alemana se manifestó en 1917 al romper el frente italiano con la batalla de Caporetto, aunque Italia lo reconstruyó en la línea del Piave.

El gobierno comunista presidido por Lenin firmó en diciembre de 1917 un armisticio con las Potencias Centrales, que luego ratificaría en la Paz de Brest-Litovsk el 3 de marzo 1918 (mapa 4), cediendo en todos los puntos reclamados por los alemanes (Independencia de Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Ucrania) a cambio de tener libertad para implantar su programa revolucionario y hacer frente a la guerra civil. Tras la firma de esta paz con los rusos, y la de Bucarest con los rumanos en mayo de 1918, los alemanes desencadenan una nueva ofensiva en el frente occidental y la contraofensiva aliada se vio favorecida por la participación de los Estados Unidos haciendo retroceder a los alemanes en la batalla de Marne.

En el frente oriental, en septiembre de 1918, los aliados ocupan Bulgaria y Siria, y el ejército italiano rompía el frente del Piave. Los alemanes fueron obligados a replegarse sobre la línea de Sigfrido y, posteriormente a pedir un armisticio (mapa 4).

Como se aprecia en los mapas 5 y 6, en el plano territorial Alemania tuvo que ceder, tras el Tratado de Versalles, Alsacia y Lorena a Francia; Eupen y Malmédy, a Bélgica; Schleswig del Norte, a Dinamarca; y la Prusia occidental, la Posnania y parte de la Alta Silesia, a Polonia. Quedó establecido, además, que el Sarre sería administrado por la Sociedad de Naciones (organismo internacional, residente en Ginebra y destinado a mantener la paz y garantizar la independencia de las pequeñas naciones. De esta sociedad quedaban excluidas las Potencias Centrales, sus aliados y Rusia, que podrían ser admitidos en el futuro). Y Francia ocuparía durante quince años la orilla izquierda del Rhin. La ciudad de Danzig fue erigida en ciudad libre. De esta forma Alemania perdió su unidad territorial, ya que Prusia oriental quedó separada del cuerpo de la nación por el denominado Corredor Polaco, es decir, la región en torno a Danzig, en favor de Polonia esencialmente.

En lugar del Imperio Austro-húngaro, encontramos los “estados de sucesión”: Austria, Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia, y Rumania. Polonia recuperó su independencia, y Finlandia y los tres estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, surgieron del imperio zarista. La mayor parte de Irlanda se convirtió en “estado libre” dentro de la Commonwealth Británica de Naciones, continuando solamente el Ulster dentro del Reino Unido.

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